A veces estamos tan obsesionados con que el tiempo pase deprisa, ya sea porque queremos superar una mala racha, ver de nuevo a aquella persona especial que hace tanto que no vemos o simplemente porque nos apetece un cambio, que no apreciamos los pequeños detalles que hacen que nuestra vida sea mejor. Ese café con las amigas, el cálido sol una tarde de primavera, la fina lluvia que moja tu cara una mañana de invierno, ese té de vainilla ardiendo, los juegos de palabras que sólo vosotras entendéis, las miradas de complicidad, el olor de un libro, una sonrisa... Entonces, un día te das cuenta de que todo esto ya ha pasado y de que no puedes volver atrás para disfrutarlo como deberías haberlo hecho. Y es justo en ese momento cuando dejas de desear que el tiempo avance tan rápido y empiezas a querer volver a atrás para saborear cada uno de esos instantes. Feliz 2013. Aprecia cada segundo de tu vida, porque cada uno de ellos es único.