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Mostrando entradas de 2016

63 gotas...

Que me pueden las ganas de estar contigo. De besarte la frente, morderte la boca y acariciarte el ombligo. De bailar, desnudos, debajo de las sábanas. O encima, qué mas da. Que más me da que me despeines o que me quites el maquillaje, si es a base de besos. O que me agarres del pelo, me cojas de la cintura y me aprietes con fuerza contra tu cuerpo. Sentirte, de mil formas distintas. Eso es lo que quiero. 

62 gotas...

Desde su ventana podía ver perfectamente el parque que había justo enfrente de su casa. Le gustaba asomarse y observar a los niños divertirse mientras se tiraban por el tobogán o se balanceaban, alegres, en los columpios. Pero a aquella hora ya no había niños. Era de noche y el frío invierno amenazaba con helar las gotas de agua que había dejado la lluvia aquella tarde. Un movimiento extraño llamó su atención, haciendo que fijara su mirada en el balancín que había justo al final del parque. Entrecerró los ojos para poder captar mejor aquella sombra que se movía lentamente y logró diferenciar la silueta de un niño de no más de cinco años. El niño avanzó poco a poco hasta llegar a una farola, donde la luz le iluminó. La miraba fijamente, sin expresión alguna de temor o incertidumbre. Se percató de que su ropa no era nuestra época, ni tampoco correspondía a la estación en la que se encontraba. Parecía sacado de una fotografía antigua. De repente, el niño levantó un brazo y la señaló c

61 gotas...

La miraba a los ojos y se perdía en ellos, encontrándose de nuevo en la comisura de sus labios. Se fundía en su piel en cada caricia, erizándose con ella en cada escalofrío. Se enredaba en cada abrazo con la trenza de su pelo, amarrándose a su cuerpo usando sus manos de coletero. Moría en cada suspiro y... Resucitaba, como el ave fénix, en cada una de sus sonrisas.

60 gotas...

Despertó, y al abrir los ojos le cegó la pálida luz del fluorescente de aquella extraña habitación. ¿Dónde estaba? Consiguió ponerse de pie y pudo observar que se encontraba en un cubículo de paredes blancas y acolchadas sin más decoración que unos grilletes tirados en el suelo y un gran espejo situado justo delante de ella. Se miró en el reflejo y apenas se reconoció. Despeinada, vestida con una bata blanca hasta las rodillas y con los brazos y las piernas llenas de moretones. Aprecio también restos de sangre seca que contrastaban con el blanco de su bata. No recordaba nada y tampoco sabía cuánto tiempo llevaba metida en aquel turbio lugar. Sentía la boca pastosa y un agudo dolor de cabeza hizo que se retorciera en el suelo. Tenía náuseas. Oyó un ruido de llaves y se abrió la puerta. Se giró lentamente y observó como dos figuras difuminadas se acercaban a ella sin dirigir ni una palabra y, entonces, se desmayó.

59 gotas...

Paciencia... tachando los días de un calendario invisible, impasible pero lento. Viendo las horas pasar sin que pasen. No sé bien qué espero, si tu olvido o tu regreso. Me consumo en esta agonía, como el cigarro que enciendo y que se fuma el viento. Y mi corazón, cosido a base de grapas, se desangra de recuerdos. Dice que es fuerte, mientras remienda sus heridas con la venda que un día cayó de sus ojos. Pero yo ya no le creo.

¿Respeto?

Hace unos días me encontré con una situación que me tocó bastante la moral. Durante una cena con amigos, salió el tema de una chica que se había acostado con muchos chicos. Hasta ahí todo normal. Lo malo fue cuando, al cabo de unos segundos, empezaron a llamarla puta, guarra, etc con muecas de asco. No hay que resaltar que quienes mantenían la conversación eran "gallitos" de corral (que es justamente donde deberían estar, encerrados en un corral). Yo me pregunto... ¿en serio esa chica merece menos respeto por el hecho de haberse acostado con un número X de chicos? ¿En serio el respeto se mide en base a con cuántos chicos te has abierto de piernas? No me lo creo. No puedo creer que en pleno 2016 aún se siga teniendo esa mentalidad tan cerrada y machista. Esa chica se merece el mismo respeto que la chavala virgen de tu clase (de la cual, por cierto, también te burlas por serlo...) y que cualquier persona. Porque señores, señoras... es precisamente eso, una PERSONA. No una put