Confusa…
Me
siento como una novela a medio escribir, como una botella de ginebra vacía y
como unos zapatos que nunca se estrenarán. Me siento perdida, sin rumbo, sin
una meta a la cual dirigirme… Y es triste. Hay momentos en los que me
apetece llorar sin más. Pero no me salen las lágrimas, se evaporaron hace
tiempo. Y, ¿qué me queda, pues? Un sentimiento de vacío inmenso y un grito ahogado en la garganta.
Soy
como una veleta rota que no deja de girar, sin saber cuando detenerse, siempre
pendiente del viento…
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