Tercera Parte Decidió dejar de pensar en ello. A su madre no le gustaría verla así de triste. Sabía que si sonreía, se sentiría orgullosa de ella. Se levantó del columpio y, sin mirar atrás, abandonó el parque, dejando atrás recuerdos y lágrimas. Quizá en alguna otra ocasión volvería. El sol empezó a esconderse, haciendo que el clima se tornara un poco más frío. Llegó tiritando a casa, dejó las llaves en el cuenco que había en una mesita al lado de la puerta y se descalzó. Se dirigió a la cocina y abrió la nevera. Suspiró. Se había olvidado por completo de hacer la compra y en ésta tan sólo había un paquete de queso en lonchas, cuatro cerezas en un bol y un brick de leche semi-desnatada. Miró el reloj. Las ocho y cuarto. No estaba demasiado segura de a qué hora cerraba el súper de debajo de casa, así que pensó en bajar por si había suerte. Volvió a calzarse y bajó veloz por las escaleras. Justo a tiempo. Aún quedaban 15 minutos para que cerraran, así que rápidamente fue en busca de