"Lo que más duele de una mentira es no ser capaz de volver confiar. No ser capaz de volver a creer en nada ni en nadie. Ni siquiera en tu persona, porque no sabes si realmente eres sincero contigo mismo o tan sólo te engañas para ocultar esas heridas."
Ahora sabía como se sienten los pájaros enjaulados. Su jaula tenía barrotes invisibles que se le calvaban en el corazón, haciendo que su sangre le inundase los pulmones. Impidiéndole respirar. Se ahogaba en el silencio de aquellas cuatro paredes. La frustración se apoderaba de ella, dejando paso después a la ira. Se volvía loca imaginando su libertad, porque era consciente de que aún era lejana. La rozaba con la punta de los dedos en sueños y, al despertar, se desvanecía como el efímero humo de un cigarro.
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