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8 gotas...


Los rayos de sol le acariciaban cálidamente la cara. La brisa marina provocaba que su largo cabello moreno se moviera al ritmo de las olas. El olor de la playa le penetraba hasta lo más profundo de su ser, produciendo en ella una sensación de tranquilidad que la dejaba casi adormecida. Sus finos dedos jugueteaban con la arena; cogía un puñadito y lo dejaba caer, haciendo que una pequeña nube de polvo se elevara y se mezclara con el aire. Pese a todo lo que había sufrido, tenía la esperanza de que todo se arreglaría lo antes posible. Confiaba en que dentro de poco podría mirar hacia atrás y reírse a carcajadas de lo estúpida que había sido y de lo poco que le había merecido la pena todo ese sufrimiento. Pero aún era pronto. Demasiado. 

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71 gotas...

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66 gotas...

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70 gotas...

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