Miraba por la ventana y veía la lluvia caer, resbalándose suavemente por los cristales de su habitación. Su mano sostenía una taza de chocolate caliente a la cual le daba un sorbo de tanto en cuanto, mientras observaba como las transparentes gotas hacían carreras entre ellas para ver cual llegaba antes hasta abajo. Le hubiera gustado ser una de ellas, poder evaporarse, formar una nube y volver a dejarse caer una y otra vez. Al menos así se sentiría libre. Sin tener que preocuparse por nada ni nadie. Sin tener que aguantar las palabras de la gente. Siendo una gota no tendría corazón donde guardar sentimientos vacíos ni recuerdos borrosos.
O quizá ser una lágrima...
Comentarios
Publicar un comentario