Ahora sabía como se sienten los pájaros enjaulados. Su jaula tenía barrotes invisibles que se le calvaban en el corazón, haciendo que su sangre le inundase los pulmones. Impidiéndole respirar. Se ahogaba en el silencio de aquellas cuatro paredes. La frustración se apoderaba de ella, dejando paso después a la ira. Se volvía loca imaginando su libertad, porque era consciente de que aún era lejana. La rozaba con la punta de los dedos en sueños y, al despertar, se desvanecía como el efímero humo de un cigarro.
Puede que sólo seas un río pero cada una de tus gotas contiene un oceano de talento. Sigue así, me encanta tu blog *-*
ResponderEliminarCuidate mucho Sandrita :P
PD: http://dunkellwarheit.blogspot.com.es/
NO ESTOY HACIENDO PUbLICIDAD EH ;P