Había estado tan cerca del cielo que incluso habría podido tocarlo con la punta de sus dedos. Había volado tan alto que hasta hubo momentos en los que sentía que le faltaba el aire. Había conseguido rozar la cumbre de la felicidad con tan sólo un gesto. Había conseguido tantas cosas y, ahora, no tenía ninguna. Su cielo se tornaba oscuro y caía en un abismo que no parecía tener fin. Caía y caía sin intención alguna llegar al final de aquella oquedad.
Su corazón estaba tan lleno de lagunas que apenas sentía el dolor que aquel vacío le causaba.
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